Por lo regular ya empezó la escuela, y la mayoría de nuestras casas están vacías por una gran parte del día. Los muchachos no están, y nuestros hábitos del día tienden a cambiar. Tal vez no sabemos que hacer con el tiempo que ahora parece sobrar, y le buscamos por todos lados. Desafortunadamente a veces no es hasta que hemos descartado toda otra opción que pensamos en orar. Sí, ahora tenemos mas tiempo para rezar, orar, y conversar con Dios. Tenemos mas tiempo para ir a la capilla y estar en Su presencia! Necesitamos darle mas de nuestro tiempo y aprender a incluirlo en nuestro día entero.
Así como rápidamente llegó, así se desaparece el silencio, y regresan los hijos. ¡Que gran gozo debe ser ese momento! Aunque no siempre es fácil, especialmente con los adolescentes, debemos hacer un gran esfuerzo en convivir con ellos, en conversar con ellos, ¡en reír con ellos! El tiempo de la cena debería ser uno de oración, risas, platicas, y gran alegría. Está en nuestras manos planear este tiempo de convivencia: apagar la televisión y salir a jugar con nuestros hijos, o simplemente preguntarles como les fue en la escuela.
Debemos siempre recordar que aunque nuestros hijos no lo sepan, ellos NECESITAN del amor y compañía de mamá y papá. ¿Como mas pueden aprender a confiar en el amor y presencia eterna de Dios en sus vidas si nunca experimentaron lo mismo, en forma mas pequeña, de sus padres? En ustedes, el hijo encuentra a Dios. ¡Que gran bendición es el ser padre! ¡Disfruten lo!