Todos nosotros que tenemos ya bastantitos años recordamos el estudio del catecismo de la Iglesia Católica, ¡y la mayoría todavía recordamos lo que aprendimos! El único problema es que memorizamos muchas cosas, mientras que a la misma vez no buscamos lo que significaban esas cosas. Por consecuencia, no aprendimos a veces a aplicar lo que aprendimos a nuestras vidas cotidianas.
Pasando el tiempo cambiaron las cosas, y muchos de nuestros hijos no memorizaban el catecismo, sino que intentaban enseñarles a pensar por si mismos, que parece ser algo bueno. El único problema es que no es posible pensar por si mismo si no tiene uno las bases fundamentales sobre las cuales cimentar el pensamiento. Este problema llevó muchos jóvenes a pensar en círculos, o en creer que las creencias de todos son verdad, ¡que por supuesto los lleva a un relativismo!
La respuesta aquí es que necesitamos las dos formas de estudio, ósea el memorizar y el reflexionar sobre lo memorizado. Necesitamos enrolar nuestros hijos desde los 6 años de edad en las clases de doctrina para que aprendan lo mas posible. Y pues, como solo se reúnen una vez por semana, necesitamos ayudarlos a entender lo que aprendieron en las clases repasándolo en casa.
En nuestras casas necesitamos orar juntos. Primero debemos preguntarles a nuestros hijos qué es lo que aprendieron y qué es lo que eso significa para ellos. Los PRIMEROS maestros de la fe son los papas, no las catequistas. Nuestras familias NECESITAN orar juntos y platicar de Dios todos los días, sin olvidar ciertamente la necesidad de venir a Misa todos los domingos juntos como familia.
No es suficiente mandarlos a la doctrina. Necesitamos ayudarlos a entender lo que han aprendido, y así no solo estarán las enseñanzas en sus mentes, sino también llegarán as sus corazones, para que puedan vivir como Cristianos ¡llenos de gozo y esperanza en el Señor!
Las clases empiezan el 13 de Septiembre, ¡así que inscríbanse ya!