En la primera lectura de esta semana cuando escuchamos, “Y si el malvado se aparta del mal que ha cometido para practicar el derecho y la justicia, conservará su vida,” inmediatamente nos preguntamos, ¿cuándo es muy tarde para arrepentirse? ¿Que tal si e sido un pecador toda mi vida y e olvidado al Señor? ¿Qué tal si e cometido una ofensa muy grave? ¿Dios me perdonará? ¿Es muy tarde?
La respuesta es que NUNCA es muy tarde, pues Dios SIEMPRE perdona. Muchas veces dudamos si somos dignos, o creemos que el pecado que cometimos es imperdonable. Lo que tendemos a olvidar es que el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros, y es Él el que ha cargado la pena de nuestros pecados y ha pagado por ellos. Es Cristo Jesús el que derramo su sangre y murió clavado en la Cruz para que podamos voltear hacia el y decirle, “Jesús, perdóname.”
Volteamos hacia Nuestro Señor, y El voltea hacia nosotros, nos abraza, nos perdona, y nos ama. Sin duda y pase lo que pase. No hay pecado tan grande, o tan feo, o tan frecuentemente cometido que la preciosa Sangre de Cristo no pueda purificar. Hay absolutamente NADA que Nuestro Señor no perdone, y NUNCA es muy tarde. Lo único que tenemos que hacer es voltear hacia El y dejarlo que nos ame. Nunca duden de esto. Cada vez que veas el Crucifijo, ves a Dios esperando amarte. Solo tienes que ir hacia El.